Sexualidad, Potencia Creadora. Ritos y Condicionamientos.

Hay dos potencias en este mundo… la fuerza y el cerebro; el amor y la sabiduría…

Desde qué energía se activan estas potencias? … supervivencia, instinto, evolución, miedo, conocimiento?

La sexualidad es la potencia creadora del universo… y todo se mueve en dualidad. El sagrado femenino y masculino se integran para crear la vida y vivir una experiencia humana.

Pero qué sentido tiene esta experiencia, la pregunta que se ha formulado toda la historia de la humanidad, y sin llegar a una conclusión, tal vez hasta el día de nuestra muerte. Sólo podemos reinterpretar la historia para ubicarnos en el momento presente y hacernos conscientes de nuestra vida y nuestra existencia, nuestro cuerpo y nuestra potencia, nuestro propósito y la búsqueda de plenitud…

Y si la sexualidad es el inicio de esta potencia, sería interesante preguntarnos; cómo experimentamos nuestra potencia creadora, cómo vivimos nuestra sexualidad, este acto sagrado… el suspiro de la vida.

Cuál es el sentido mas profundo de nuestra experiencia humana, el instinto que determina nuestros actos mas primitivos… qué nos mueve, cuáles son los simbolismos energéticos de nuestra vida… nuestros instintos mas elementales.

Comprendiendo nuestra sexualidad

Somos materia y energía y el cuerpo define nuestros actos mas instintivos de la existencia, mientras que la energía es la chispa de la vida, la chispa que enciende la existencia humana…

Pero, cómo nuestro cuerpo define nuestro comportamiento…

Comenzaremos hablando de la energía que mueve el segundo centro hormonal, nuestro Centro Sexual Creativo, diferenciando el sagrado femenino y masculino que nos integra, el cual esta relacionado con la asimilación de la vida; con la digestión y la transformación constante. Como el elemento Agua que lo rige, nos enseña que la energía debe fluir y nos muestra como es que procesamos la información.

Pero una peculiaridad en las mujeres, la esencia femenina, es la vacuidad, manifestada en el útero. Siempre liberando, dejando este espacio vacío para llenarlo nuevamente. Para dar paso a todas las nuevas posibilidades. Nueva vida, nueva creación. La sangre menstrual y nuestra cíclicidad nos recuerda e invita a experimentar esta energía de constante movimiento.

No es una casualidad que siempre estemos cambiando de ánimo e ideando nuevas aventuras y nuevos proyectos, porque es nuestra naturaleza esencial. Los ciclos de vida-muertre-vida.

Nuestro útero resguarda la vida; alimenta a través de todos los nutrientes del cuerpo. Nutre y se renueva.

Los hombres no tienen este órgano, ni estos procesos hormonales, lo que hace que la energía sea mas constante. Siempre esta procesando la información del eterno presente, que tiene que ver con el sustento y la supervivencia y la energía es mas activa, mientras que la energía femenina es receptiva. Nosotras recibimos el pene, recibimos el esperma que fecunda el óvulo. Recibimos toda esta información, lo cual también se conecta con nuestra intuición. De qué manera recibimos la información que llega a nosotras, cómo la percibimos, cómo la asimilamos.

Este centro creativo, recibe y asimila la información, enviando los nutrientes necesarios al resto del cuerpo. Cuando la energía sexual o este centro creativo esta muy saturado, muy lleno, la energía se bloquea, cuando algo esta lleno pues no caben cosas nuevas y comienzan a haber desequilibrios.

Y cómo se llena, pues, desde lo más básico a lo profundo; con el exceso de alimentos difíciles de procesar, la mala alimentación, con los pensamientos, creencias o heridas sexuales, también con la energía acumulada de todas las parejas y relaciones sexuales que hemos tenido. Ahí se quedan todas estas memorias e ideas y es importante liberarnos para sentirnos sanos, que nuevas experiencias y nuevas ideas creativas puedan acceder a nosotras.

Como sucede con el sistema digestivo, si no procesamos los alimentos y desechos orgánicos de nuestro cuerpo, pues tendremos desajustes en la salud, lo mismo ocurre con la energía de este centro sexual creativo.

Recuerden que somos cíclicas y que todo en nuestro interior esta siempre en constante movimiento, fluyendo como el agua, debemos permitirnos fluir.

Pero antes de acceder a esta energía sexual creativa, hay que hacernos conscientes de nuestro primer centro energético.

En general esta relacionado con el arraigo, conectado a las piernas y a todo nuestro sistema motriz. Es el encargado de movernos en el mundo para encontrar seguridad, como un árbol que busca el sustento en la tierra y nuestros dedos son las raíces que se enraízan a ella. Si nosotros arrancamos una planta desde sus raíces, esta muere, porque experimenta una separación y deja de recibir su alimento esencial, sus nutrientes, esta separación no le permite continuar nutriéndose de la tierra, de la vida.

Tanto hombres como mujeres necesitamos este arraigo, esta pertenencia para nutrirnos, para tener seguridad y fortaleza para cubrir nuestras necesidades básicas y hacer posible que la energía se eleve a los siguientes centros energéticos y cumplir sus funciones de una manera armoniosa.

Pero en este centro, nuestra peculiaridad, mujeres, es el clítoris y este órgano esta conectado al cerebro a través de terminales nerviosas, produciendo en nuestro cuerpo muchas sensaciones placenteras, de gozo, de amor. El clítoris es la puerta del placer, la entrada a nuestro centro sagrado, al útero, pero también a la divinidad.

Consideremos que el centro energético de la coronilla, ubicado en el cerebro donde se rigen todas estas terminaciones nerviosas, esta relacionado a la divinidad, a la visión universal, donde ya no comprendemos a través de la materia, sino de la energía. Y el clítoris es el principal acceso a esta información, nos comunicamos a través del placer, al que tenemos derecho, al placer de la vida, de la potencia creativa y a la divinidad.

El clítoris, sería lo equivalente al glande en los hombres, sin embargo ellos en su primer centro también tienen todos los órganos sexuales correspondientes a la reproducción, los testículos, que seria en las mujeres los ovarios, localizados en el segundo chacra. Por lo cual, energéticamente su esencia, además del arraigo y el placer, es la reproducción, la conservación de la especie; mientras que para nosotras esta primer sexualidad esta enfocada al puro placer, antes de elevar la energía o llegar a la penetración.

Algunas teorías e investigaciones acerca de la evolución sexual, hablan de como la especie humana se fue desarrollando. Mientras los hombres tienen el apetito sexual instintivo conectado a la supervivencia y conservación de la especie, las mujeres tenemos una conexión mas profunda con el corazón y el sustento de la vida, consideremos que nosotras amamantamos, entonces nuestro centro sexual creativo esta conectado al corazón, al pecho, es parte de la esencia femenina. El apareamiento humano-animal inicial no estimulaba el clítoris, ya que la hembra quedaba de espaldas al macho, sin provocar estimulación placentera, así que las mujeres tenían la necesidad de atraer al macho hacia el frente y así los pechos se fueron desarrollando, en un acto evolutivo de búsqueda de atención para experimentar placer sexual durante el apareamiento, pero también de conexión, estas investigaciones hablan de la importancia del vinculo emocional que se lograba crea al mirarse a los ojos.

Otro hecho importantes de destacar en estas investigaciones es el del cortejo, como el resto de los animales, previo al acto sexual había un ritual de cortejo, en el que generalmente la mujer o hembra elegía al famoso, macho alfa para asegurar la supervivencia, ya que cuando la pareja se apareaba y habían crías, siempre existía el riesgo de que llegara otro macho con deseo instintivo de aparearse, atacara a la mujer y matara a las crías, ya que una mujer lactando pues no tenia deseo sexual y no habían las condiciones idóneas de fertilidad para el apareamiento, por lo tanto la hembra elegía a este macho mas fuerte para protegerse y proteger a sus crías. Y si además existía este vinculo emocional, pues aseguraba que este macho no la abandonara mientras las crías eran pequeñas, dejándola en condiciones vulnerables, sin protección su sustento.

Entonces a lo largo de la historia todos estos instintos han quedado almacenados en la memoria colectiva y en la memoria emocional del cuerpo, influyendo en los comportamientos actuales que tienen que ver con la supervivencia y la sexualidad.

Pero con el tiempo, se han desarrollado nuevos aprendizajes y condicionamientos. La sociedad ha seguido evolucionando y con ello nuevos ritos, practicas e intereses que le han dado mil volteretas a la sexualidad, al poder que esta implica y a la forma en que la vivimos.

Al inicio, la humanidad estaba mas conectada con los ciclos naturales y era mas consciente de su cuerpo.

Casi en todas las creencias o cultos en la antigüedad, se adoraba a la mujer como símbolo de fertilidad, sustento y vida. La dualidad era honrada y la sexualidad era un don divino, que nada tenía que ver con perversión y actos pecaminosos, al contrario era la fuente de la vida, de la creación y la mujer tenía el conocimiento y poder sobre su cuerpo.

Antiguamente muchas culturas y filosofías ya tenían consciencia del poder sexual y todo lo que era posible materializar cuando este centro creativo estaba equilibrado. Se hacia uso de algunos minerales, hierbas, incluso la sangre menstrual o el semen en algunas técnicas o ritos para potencializar esta energía sexual creativa y expandir el campo áurico o energético. Esta energía puede expandirse o contraerse y cuando se expande eliminamos el tiempo y el espacio, porque si comprendemos que todo es energía y que a partir de este centro creativo podemos manifestar todo lo que deseamos, entonces, si la energía esta expandida atraemos todo con mayor facilidad. Ademas hay que tomar en cuenta que cuando la sexualidad se vive de una manera placentera pues trae muchos beneficios a la salud, porque activa determinadas funciones biológicas del cuerpo que nos mantienen en equilibrio. Todo esto lo sabían las culturas antiguas, ademas de los beneficios terapéuticos de otros elementos involucrados en estos ritos o practicas. Sin embargo, mucha de esta información estaba reservada solo a algunas personas. En las culturas orientales, por ejemplo, o los egipcios, se hacia uso de estas técnicas entre los reyes y las cortesanas para atraer el qi o la energía vital.

Pero, también siempre han existido los magos, chamanes o brujas; mujeres y hombres de saber, que han heredado o adquirido estos conocimientos y que generalmente era la gente del pueblo. Personas con tal sabiduría, que su importancia en la comunidad era vital, ya que ellos eran los sanadores y en ocasiones los consejeros.

Pero como hablábamos, ciertos intereses sociales, los cambios de doctrinas, el movimiento demográfico y el desarrollo político y científico, cambio el estilo de vida, trayendo beneficios, pero también consecuencias, como la separación del ser humano con su naturaleza instintiva y la imposición del poder.

En el transcurso de la historia, se nos ha condicionado la exploración de nuestra propia vida, se ha reprimido nuestra expresión sexual, trayendo consecuencias y desequilibrios en nuestras funciones biológicas y emocionales en nuestra vida.

Durante la edad media, que fueron casi 10 siglos a partir del siglo V, el estudio de la ciencia estaba muy limitado y reservado a ciertos grupos y el “conocimiento oficial” de la salud quedo en manos de unos cuantos médicos, hombres y religiosos en su mayoría. Sin embargo las personas del pueblo, la gente de escasos recursos no tenia la capacidad económica de acudir a estos médicos, así que seguían visitando a los sanadores de la comunidad.

Cabe destacar el personaje de la abadesa Hidelgarda de Binger (XII), una monja protegida por el obispado que desarrollo muchas ideas revolucionarias para su época, acerca de la sexualidad y estudió y conservo mucho conocimiento sobre el uso de las plantas en la salud. Siendo un casi insólito en este tiempo.

La salud y el conocimiento estaban restringidos, las diferentes religiones adoctrinaban todos los territorios conquistados. Comenzaban las guerras santas, los castigos de control infundiendo el miedo y reprimiendo los actos de libertad. Y por supuesto la lucha contra la herejía y las deidades demoníacas que se esparcían en el mundo. Cualquier acto desviado de las imposiciones religiosas, como adorar a la luna o la expresión sexual o la adoración del cuerpo o a entidades energéticas, eran castigados severamente. Así llegamos al siglo XV y parecía que la modernidad llegaba y que el libre pensamiento se volvía a hacer presente y tomar fuerza.

En este contexto comienza, entre tanta confusión, una brutal persecución contra los hombres y mujeres de sabiduría, aquellos con una visión orgánica, progresista, humana y libre. Lo que se ha nombrado como la Caza de Brujas (siglos XV - VIII). La histeria colectiva comenzada originalmente por la necesidad de callar ciertas voces y atraer la atención y la economía de la comunidad a cierto régimen medico, político y religioso; trajo como consecuencia un movimiento histórico determinado por la matanza de muchos hombres y mujeres acusados de tener relación con el demonio, como si los saberes del cuerpo, el placer y la libertad fueran un acto del mal. Esta histeria fue, además un pretexto para que cualquier integrante de los pueblos pudieran hacer acusaciones y así condenar a cualquier persona con la que no tuviera buena relación, porque claramente los juicios eran intransigentes, sin bases reales, porque todo era una visión de entidades invisibles y demoníacas.

Pero si las mujeres fueron más perseguidas que los hombres, era porque el principal aspecto que se perseguía tenia que ver con la gran libido que ellas experimentaban, consecuencia de sus encuentros con el diablo y que el las seducía a través del sexo para hacer un pacto con el. También, porque ellas, siendo sanadoras y parteras, si ocurría algún mal a la parturienta, a la criatura o al enfermo, se les condenaba, diciendo que habían ejercido una maldición. Y así las personas del pueblo, por temor, tenían que acudir a los médicos “oficiales”. Y las mujeres sanadoras fueron reprimidas y asesinadas por su sabiduría.

Muchos hombres y mujeres callaban ante estos injustos actos, incluso aceptaban declarar en contra de los juzgados por el temor a ser vinculados con las victimas y terminar también en la hoguera, llevando con ello muchos actos de violencia, silencio y manipulación, impuestos por el miedo.

Y así, estas tradiciones de sanación y chamanismo se fueron reprimiendo y castigando; dirigiéndonos a las condiciones actuales. Perdiendo las tradiciones de siglos de generaciones en las diferentes culturas, tanto, como el poder, el conocimiento y la libertad sobre nuestro cuerpo, ideales, creencias e instinto. Imponiéndonos nuevas pautas de comportamiento y con ello traumas y heridas ancestrales.

Una mujer libre, es aquella que tiene conocimiento de su cuerpo y es consciente de sus emociones, su sexualidad y sus procesos.

Otro aspecto anterior en la linea del tiempo (siglo XIV), pero con un peso social muy fuerte, fue la peste negra o peste bubónica. Paradójicamente, de acuerdo la situación actual, esta epidemia se origino en Asia y llego a Europa, matando a mas de un tercio de la población. Pero, qué tiene que ver esto con nuestra sexualidad y los condicionamientos actuales.

Al haber quedado tan poca población en estas tierras Europeas los terratenientes ya no tenían fuerza de trabajo, había mas tierra que trabajadores, la gente se sentía libre y mucha población se movilizó a las ciudades, entre todo este caos, revueltas por los derechos, sindicatos, etc; el estado perdía el control, era necesario retomar la fuerza, pero el miedo ya no era una herramienta, la población había pasado por uno de los momentos históricos mas difíciles y la fe se balanceaba.

La estrategia para retomar el poder, fue a través del sexo, con una falsa creencia de la libertad,  a costa del mas costoso acto de depravación humana, la mujer como objeto sexual. Un frenetismo controlado con otro, el sexo “libre”. El estado aliado con la iglesia, establecen nuevas leyes que no penalizaban el adulterio y la degeneración sexual, se abrieron burdeles con mucha facilidad para la gente común y se dejo de penar el abuso sexual. Y con estas acciones se determina en la memoria colectiva que una mujer puede ser abusada, incluso por varios hombres, sin que esto precise un castigo grave. Pero no solo se controlaba a la humanidad a través del “placer”, sino que abría la puerta a la reproducción humana, la fuerza de trabajo. Europa necesitaba mas habitantes/trabajadores/esclavos para continuar con el régimen estatal y mantener su economía a flote. La mujer existía para procrear.

El cuerpo femenino al servicio de la comunidad y con ello, quedan impregnadas en nuestra esencia nuevas heridas sexuales, traumas generacionales.

Pero se preguntarán, y qué tiene que ver todo esto con nosotros, para quienes estamos en América…

Efectivamente, como lo decíamos, el sagrado femenino era adorado y el cuerpo no era observado con vergüenza o temor, pero la llegada del colonialismo con su adoctrinamiento también cambio nuestras pautas de comportamiento, influyendo en nuestra visión, tradiciones y creencias. La religión católica se convirtió en el pilar de la sociedad. Pero, a pesar de que algunos guardianes de la tradición resistieron y la mantuvieron viva y oculta a través de los siglos, la memoria cedió y fue inevitable perder, yo diría por comodidad, conveniencia e influencia; el respeto y la valoración de la mujer como fuente de vida, como ser digno de honrar. Y en esa inercia, la mujer también perdió su propia concepción de fortaleza, divinidad, ser creativo, sabia y digna, tanto, como la libertad del placer y la conexión con su sexualidad como acto sagrado.

Vientre materno, tierra, pachamama. La mujer como centro de la sociedad, de la familia, el calor del hogar. Valores perdidos.

Porque si, todo esta conectado y todo lo que ocurre en el mundo nos toca…

Culturalmente, parecería que el papel de la mujer en la sociedad es sólo la reproducción, negándonos el placer sexual, sometiéndose a los labores del hogar sin poder experimentar su creatividad. Si una mujer es muy sexual o independiente se le atribuyen términos peyorativos, que ofenden su dignidad y seguridad.

Afortunadamente muchas mujeres (y hombres) en la historia, a través de los siglos han luchado contra los opresores e ideales impositivos del patriarcado, trayendo consigo este empoderamiento y respeto de lo que la mujer representa; la energía femenina, la energía creadora, fortaleza y sabiduría, y nosotras hemos crecido con mayor libertad. Sin embargo nos queda mucho trabajo por realizar individualmente, porque a pesar de que a nivel social hay mucha mas apertura, a nivel interior hay muchas heridas y limitantes que están impresas en la memoria colectiva. Hay que hacernos consciente de que muchos patrones en nuestra vida o circunstancias que experimentamos, están relacionadas con las experiencias de nuestro linaje y que nuestro útero guarda la memoria ancestral, la memoria de todas nuestras generaciones atrás. Si alguna mujer de nuestro linaje ha sido abusada es muy probable que nosotras nos desenvolvamos a partir de estos condicionamientos, lo mismo sucede con cualquier otro trauma o condición cultural o moral que nuestras ancestras hayan experimentado y todos esos abusos siguen manifestándose y repetimos patrones constantemente y conducimos nuestra sexualidad de una manera inapropiada que bloquea nuestro potencial creativo. Esta en nuestra genética, pero es posible modificarlo y sanarlo; acceder a la información universal para atraer a nosotras la sabiduría que es parte de nuestra esencia y así modificar nuestros patrones de comportamiento a actos más conscientes y saludables, para vivir una vida realmente libre y plena.

Hemos pasado de la represión a la rebelde libertad. Y es muy bello poder decidir libremente sobre nuestro cuerpo. Pero a raíz de esta desenfrenada expresión sexual, la sexualidad a perdido su carácter sagrado. Cuando nuestra sexualidad es muy lúdica, sin una consciencia de lo que representa a nivel energético el acto sexual, puede traer como consecuencia un desequilibrio en nuestros centros hormonales, bloqueando con ello nuestra energía creadora, y ya ni hablar de las consecuencias emocionales y físicas a las que nos exponemos. Ya que si nuestra energía esta bloqueada, nuestras emociones, nuestros enlaces cognitivos, nuestra mente y nuestro cuerpo enferman.

Es inapelable que las mujeres siempre experimentamos mayor riesgo en el acto sexual, por eso la importancia de conocernos, retomar el poder de nuestra sexualidad y hacernos conscientes de todos los aspectos que la integran, tanto el aspecto energético, sagrado, como el aspecto corporal. Es indispensable que conectemos nuevamente con nuestros ciclos, con nuestra sabiduría innata, con nuestras emociones y nuestra intuición y respetemos nuestro cuerpo, nuestros instintos que son parte de nuestra naturaleza y esencia divina.

Se expresa en algunos ensayos que las mujeres que antiguamente conocían sus ciclos y experimentaban una sexualidad mas placentera sin preocuparse demasiado de los riesgos que conlleva, ya que conocían su cuerpo y métodos para evitar embarazos; aprendieron a sacarle provecho a su poder creativo. Estas mujeres poderosas y sabias dedicaban su vida al conocimiento y experimentación, pero a saber, ellas no dejaron muchos rastros, ya que pocas de ellas tenían descendencia, debido a que controlaban su natalidad de una manera muy efectiva, así que estos conocimientos, esta genética placentera y esta memoria colectiva de la mujer empoderada se ha perdido en el linaje humano.

Es necesario que reconectemos con la mujer salvaje que nos habita y con nuestra sexualidad sagrada, que recuperemos el conocimiento de nosotras mismas, nuestra naturaleza; que comprendamos que todo es energía y que cualquier encuentro sexual, traerá una consecuencia, una carga energética que se quedará impregnada en nuestro espíritu, así que hay que retomar el poder de nuestro cuerpo y nuestras decisiones para cuidar nuestra energía desde el amor y el respeto por nosotras mismas.

Sexualidad sagrada

La sexualidad es un acto sagrado, es un acto en el que dos almas se unen para compartir su energía, para potenciar la energía divina y en algunos casos, crear una nueva vida. Pero no es lo único que la sexualidad representa. Trabajar con nuestra energía sexual a nivel individual es muy importante para que nuestras capacidades creativas fluyan de una manera mas armoniosa y trabajar con nuestra energía sexual en pareja es también muy importante para que estas energías, femenina como masculina se integren, porque al momento de unirnos sexualmente es como si dos almas se unieran en una sola y toda la carga energética de ambos cuerpos, tanto su sombra como su luz, sus condicionamientos y su consciencia, se va a mezclar. Así que hay que realizar este acto sexual con plena consciencia, deseo, amor y respeto, tanto para nosotras mismas como con nuestra pareja. En la medida en que nosotras nos respetamos, también es el respeto que vamos a proyectar hacia el exterior.

Si nosotras nos hacemos conscientes de nuestra sexualidad y los aspectos emocionales que ello conlleva, podemos trabajar para liberamos de todos estos bloqueos energéticos que no nos permite avanzar y vivir en plenitud, nuestros centros hormonales o energéticos se mantienen en equilibrio y la energía fluye adecuadamente. Cuando sanamos nuestros bloqueos sexuales, sanamos algunos padecimientos o enfermedades como quistes, dolores menstruales, infertilidad, etc.

La sexualidad es la raíz de nuestra vida, la integración, por eso la importancia de reconocerla y hacernos consientes de nuestras relaciones, al exterior, como nuestra relación con nosotras mismas.

Recordemos que todo esta conectado y nosotras, mujeres, somos el pilar de la humanidad, como la tierra, y en la medida en que nosotras sanemos también el mundo va a sanar y la energía de este sagrado masculino se va a mantener en equilibrio y podremos complementarnos, honrando esta energía femenina en nosotras pero también la energía masculina que nos habita, que tiene que ver con la acción, el dar, la concentración y la divinidad, porque que es la energía masculina la que fecunda el ovulo, entonces somos una energía dual, no seriamos uno sin el otro y la vida no se estaría manifestando. Todos estos procesos ocurren igual en nuestro interior a nivel individual, estamos siempre danzando entre ambas energías dentro de nosotras pero elegimos esta manifestación humana de mujer y lo mismo ocurre con los hombres. Así que hay que honrar esta dualidad e integrarlas en nuestra vida; a nivel personal, hay que darnos cuenta cuales son los aspectos femeninos que tenemos que sanar y cuales son los aspectos masculinos que tenemos que considerar y amar, para también sanarlos. Que honremos nuestro útero y que conozcamos como es que disfrutamos y experimentamos nuestras sexualidad.

Es importante liberar esta información condicionante para sanar esta fuerza creativa y desde nuestro centro con amor y respeto por nosotras mismas, poder expresarnos, manifestar y atraer a nuestra vida nuestros propósitos, que es nuestra misión de vida.

Estos son solo algunos de los aspectos socioculturales en la historia que nos han condicionado y algunos motivos de la importancia de regresar a vivir nuestra sexualidad como un acto sagrado. Sin olvidarnos de que somos seres con un instinto elemental y que toda la medicina y el saber se encuentra dentro de nosotros mismos y que solo debemos recordarlo y conectar con esa sabiduría divina.

Te deseo un sendero glorioso de sabiduría, placer y amor.




Re-vive tu cuerpo

Inspira tu corazón

Nutre tu mente

Con Amor

°el Sendero de Krystal


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